TEXTOS

 

 

 

 

 

 

 

De la belleza

Biel Mesquida


biel-mesquida-02Es un militante contra el analfabetismo quien escribe. Y un sinfín de pintorzuelos, pintorcetes y pintorcillos de esta última década son analfabetos militantes: no saben leer ni escribir. No saben que no saben ninguna techné ni maestría de su oficio y van polucionando con basura pIástica, no biodregadable y pejudicial para la vista, cuanta tela tocan.

Tras esta embestida directa, clara y catalana, haré una afirmación fundamentada en una práctica: Dolores Sampol (Mary-Sam para algunos buenos amigos) es una pintora que conoce "a fondo y forma" su menester, su técnica. Esto quiere decir: DS (o MS) tiene aptitudes de tipo genético para la producción de imágenes. DS (o MS) ha educado esta facilidad de su ADN: la Escuela de Bellas Artes de SJ le muestra la norma académica y al huir del estudio de ésta (saliendo de ronda en una Barna llena de seducciones y aprendizajes rizomáticos) descubrió los yacimientos de la tradición y de la innovación; pero, sobre todo (sobre todo), once años de trabajo cotidiano de restauradora le hicieron dominar la sabiduría de pigmentos y pinceladas: la cocina más diversa y variada del sabor pictórico.

Y si el lector curioso va a la cuna de los términos, a la epifanía embrionaria primera, encontrará que al final del siglo X, el latín cuando decía "restaurare" quería decir, literalmente y en todos los sentidos, "curar, volver a poner en buen estado", "hacer las reparaciones necesarias para poner una obra en estado de cuando era nueva o no deteriorada".

D. S. es una sanadora de obras de arte. Y para cuidar de una tabla gótica, de un óleo del renacimiento, de un cuadro cubista o de una tela postrnoderna, se necesita el bagaje de un saber preciso y exacto.

Y para curar una obra de arte dañada, es necesario tener conocimientos de un conjunto de ciencias y tecnologías, entre las que destacaría la física y la química.

Quisiera repetir con otras palabras las ideas esenciales que quiero anunciar con toda el alma: a) la pintura es una techné; b) un buen pintor nace de la conjunción entre la maestría del oficio y los descubrimientos de la investigación.

biel-mesquida-04DS tiene un oficio reconocido y ahora nos ofrece los frutos escogidos de sus exploraciones más arriesgadas. DS sabe, con el pragmatismo de la espectrografía de rayos X, con el análisis de una combinación de pigmentos o con el efecto justo de un producto sobre otro -por nombrar tres prácticas elementales de la restauración-, que la tradición renacentista que mueven la ciencia y el arte se ha materializado en numerosos embriones este fin de siglo. Y el Renacimiento muestra y demuestra que las artes eran un modo de conocimiento que no se oponía a las ciencias; al contrario, las enriquecía y completaba; las redondeaba. Y ahora, más que nunca, las artes se han revelado vehículos esenciales de la comunicación científica y herramientas básicas de divulgación, porque nos ayudan a imaginar aquello puramente virtual, a otorgar forma sensible a los conceptos o a visualizar una idea.

No hemos tenido "revolución científica" ni siglo XVIII (Newton, Hume, Locke, Diderot, Mozart, Rousseau y Kant inventaron ese norte), por lo que no conocemos ni practicamos la crítica: higiene catalizadora, clave de las culturas, anfitriona del espacio físico y ético donde arraigan, crecen, florecen y maduran las artes y las ciencias.

He aquí otra gran evidencia que es necesario proclamar: sin crítica no hay arte, ni ciencia, ni literatura, ni política, etc,: no hay cultura: no hay belleza.

-Pero, ¿y ahora? ¿Hacia dónde va esa constelación de fragmentos que la pintura de DS me ha provocado? Se despliega para diseminar un conjunto de interrogantes, para dibujar un par de ideas sencillas, para hacer de trampolín de un debate inexistente...

biel-mesquida-03Las teorías científicas tienen como certificado de valor la capacidad de resistir a la comprobación empírica y el análisis racional. Hay una objetividad que pueden ver y creer todos los individuos. Los avances tecnológicos también ofrecen facilidad de comprensión para cualquier usuario. Pero las artes más contemporáneas se encuentran perdidas y desvalidas respecto a los criterios de valor. Y por añadidura, la explosión de la especulación económica de los comerciantes y del mercado crea una bolsa de valores pictóricos que suben o bajan según los Saddam Hussein de turno. Hay un sonoro parón de la exploración sobre la naturaleza de las artes, ésa exploración que busca intuir la  verdad para explicar tantos fenómenos actuales de las techne y, al mismo tiempo, plantear conexiones profundas de éstas con los nuevos conocimientos que propician llegar a la luna y las estrellas o escuchar un concierto de Haydn con la digital pureza de las notas pintadas por el músico en papel. Hay que decirlo fuerte porque parece que nadie lo quiere oír.

Cortocircuitos íntimos
Y para este voyeur de la feria de las vanidades artísticas que, autoinmunizándose radicalmente, se rodea, cuanto más viejo se vuelve, de la belleza reconocida y tantas veces olvidada de los grandes maestros clásicos, para este voyeur, decía, el único criterio de valor pictórico pasa por una señal neuronal especial -una facultad del alma, diría el benigno Kepler- que, sin maquinaria teórica ni ninguna herramienta conceptual, percibe, sensible y materialmente, el ardiente resplandor de la belleza. Podría decirse que es una capacidad genética de visión inscrita en helix del ácido desoxirribonucleico: una aplicación cromosómica, un proceso de comprensión, una familiarización con un conocimiento nuevo.

El estado actual de las investigaciones pictóricas de DS (o MS) me ha deslumbrado por su  auténtica belleza. Y, además, los trenes perdidos en medio de las estepas rusas hechos con sombras sobre sombras, los puentes construidos sobre grandes manchas de blanco como nieblas o vacíos, la ingravidez de unas líneas al aire en espera de la antimateria, las transparencias de un lavadero donde las perspectivas de los nenúfares hacen chorrear sobre la tela cortes de pigmento, el universo de alas y alientos que enjambran aviones y esculturas, la fina ingeniería del conocimiento dentro del esfuerzo tenso reflejado por los colores, todo este minicatálogo de espectáculos, de innovadores muestrarios plásticos, de segregaciones visuales de unos pensamientos, me ha impulsado a la escritura.

Y cuando algo provoca escribir es que tiene radiaciones de belleza.

Mallorca, 1990

 

< Volver a Textos de Catálogo
> Ir a exposición "Blanc"