Dolores Sampol hace gala de una austeridad y de una economía del color radicales para acceder a la tensión de este mundo silencioso. Al equilibrio de intensidades contribuyen tanto la desnudez del lienzo como la energía del trazo. Los trazos definen de una sola vez el vuelo de un ave, y la forma sinuosa de un tronco, sugieren la lejanía de un horizonte y la levedad del agua, creando un logrado encuentro entre trazo-abstracto y forma-figurativa. > Leer artículo
María Antonia de Castro